Nota
martes, 4 de febrero 2020
La transición de la generación de Dalmau a la de Piculín
por: FBPUR
Los primeros quince años fueron de ensueño. A la selección de Puerto Rico, que abrió el campeonato continental ganando en casa, le coincidió esta época con dos de sus mejores generaciones a nivel internacional. Sacando a USA, que participó en solo 3 ediciones de las primeras 9, Puerto Rico fue el equipo más dominante de las Américas del 1980-1995 con marca de 38-14, tres medallas de oro y dos de plata al mismo tiempo que transicionó de un ídolo a otro, de Dalmau a Piculín, sin perder el paso.

El equipo del 80 era balanceado. Lo caracterizó un ataque ofensivo de diferentes protagonistas cada noche que muy bien podía ser liderado por veteranos como Rubén Rodríguez o Raymond Dalmau o por la dupla explosiva de jóvenes como Georgie Torres & “Quijote” Morales. No tuvo un solo jugador dentro de los mejores 12 anotadores del torneo, pero le metió 134 a México (puntuación individual más alta del torneo).

En el primer juego fue Rubén con 17 para ganarle un juego cerrado a Argentina, le siguieron 21 y 24 de “Quijote” a Uruguay y México, los 18 y 14 de Dalmau ante México y Brasil, y los 22 de Georgie para quitarle el invicto a los canadienses. Nueve jugadores promediando cerca de 10 puntos por juego, incluyendo a Neftalí Rivera, Angelo Cruz, Néstor Cora, José Quiñonez y “Cachorro” Santiago. Fue una versión mejorada del equipo que había estremecido la isla con su participación en los Juegos Panamericanos del 1979. Ese equipo, pero con Neftalí que había sido suspendido el año anterior y regresó en gran forma.

El 84 fue el año de la transición. Ya no estaban Dalmau, Rubén y Neftalí, debutaron los jóvenes Jerome Mincy y José “Piculín” Ortiz, y “Quijote” demostró estar en su mejor momento, promediando 16.6 puntos por juego. El equipo estuvo a la altura de pues, un equipo de transición y cayó ante México, Canadá, Uruguay y Panamá. Pero, se sembró la semilla. Piculín y Jerome se convertirían en los líderes de una selección que seis años más tarde terminaría en la cuarta posición a nivel Mundial.

Para el 1988 llegaron Federico “Fico” López, Raymond Gause, y los jóvenes Ramón Rivas y Ramón Ramos a un equipo de Puerto Rico que llegó invicto a la final y cayó 101-92 ante el Brasil de Oscar Schmidt y Marcel de Souza. Ya para ese año Piculín lideraba el equipo en anotaciones con 15.4 puntos por juego. Sin embargo, la profundidad del conjunto boricua era tal que ganaron la edición del 1989 sin Piculín.

Lo del 89 fue del cuarteto Gause-Mincy-Quijote-Fico, todos promediando en doble figura con grandes actuaciones en las semifinales frente a Venezuela y la final ante los Estados Unidos. Quijote anotó 21 y 20 respectivamente en ambos juegos. Ante la ausencia de Piculín surgió la figura de Ramón Ramos, que venía de ser protagonista en la final de la NCAA con Seton Hall y sería firmado por los Portland Trailblazers para la temporada del 89. Ramos promedió 9.8 puntos por juego y se anotó entre los prospectos a observar en el baloncesto internacional. Lamentablemente el 16 de diciembre de ese mismo año perdió el control mientras conducía su vehículo y tuvo un accidente que le tronchó su carrera en el baloncesto.

En el mítico Portland 1992 en el que debutó el Dream Team, Puerto Rico comenzó y terminó perdiendo contra Brasil, dos derrotas que le costaron el podio a los boricuas que tuvieron que enfrentar a USA en semifinales a causa de esa derrota inicial. Lo del bronce fue un juegazo que Brasil ganó con 27 puntos de Oscar ante una gran actuación de Piculín y Jerome con 20 y 25 puntos respectivamente.

En el 1993 regresaron al podio con un gran torneo por parte de James Carter con 15.3 puntos por juego, y de los jóvenes Eddie Casiano y Dean Borges en lo que terminó siendo la última participación de Quijote y Fico. Piculín volvió a liderar al equipo con 16.7 puntos por juego, incluyendo 18 puntos en la final que perdieron contra un equipo de desconocidos de USA por marcador de 109-95.

Lo del 95 fue para los libros. Como bien contó el periodista puertorriqueño Marcos Mejías en la mesa redonda publicada el domingo: “A tres días del torneo, Puerto Rico no sabía qué equipo iba a llevar…Piculín Ortiz, Jerome Mincy y Ramón Rivas lideraron un segundo grupo al cual muchos no le daban oportunidad (pues el resto de los mejores jugadores locales estaban suspendidos) y terminó el torneo con 9-1, la medalla de oro, y se desquitó de su única derrota (35 puntos) ante (el anfitrión) Argentina en una final clásica.”

A la desorganización pre-campeonato le ganó tener al Salón de la Fama FIBA José “Piculín” Ortiz y al legendario Jerome Mincy en su mejor momento, y el regreso de Georgie Torres que a sus 38 años promedió 14.7 en el torneo.

Es Georgie quien está presente en la apertura y cierre de este capítulo de 15 años en los que Puerto Rico se consolidó como elite del baloncesto continental y equipo a respetar en cualquier escenario a nivel mundial. Puerto Rico derrotó al local por un punto 87-86, con 30 puntos de Mincy y levantó el trofeo de la edición del 1995. Su último trofeo.

Mincy se retiró de la selección en el 2001, y Piculín se despidió de los torneos continentales en el 2003 a los cuarenta años con una actuación para la historia: 21 puntos, 10 rebotes, 10 asistencias y 7 tapones ante Canadá en un triunfo que clasificó a Puerto Rico a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

Del 1980 al 1995. Los quince años que transformaron el baloncesto boricua en una religión. Una transformación bien documentada a través de la AmeriCup en las gestas de dos generaciones de genios del deporte que supieron priorizar el equipo por encima de los resultados individuales.

FIBA

 







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